En los últimos años, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se ha consolidado como uno de los pilares fundamentales del modelo de empresa sostenible, no solo desde el punto de vista ético, sino también desde una perspectiva estratégica y económica. La Comisión Europea definió la RSC en su Libro Verde (2001) como «la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores». En este marco, la RSC ya no puede entenderse como una mera herramienta de imagen o como una extensión filantrópica de la empresa. Se trata de una estrategia empresarial de primer orden, que condiciona el acceso a determinados mercados, la financiación pública, el atractivo para inversores y clientes, así como el posicionamiento frente a la competencia.

 

En España, la RSC ha pasado de ser un compromiso voluntario y ético a formar parte del entramado jurídico que regula el comportamiento corporativo. Un hito en este sentido fue la aprobación de la Ley 11/2018, de 28 de diciembre, por la que se modifica el Código de Comercio, la Ley de Sociedades de Capital y la Ley de Auditoría de Cuentas en materia de información no financiera y diversidad. Esta norma transpone la Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, obligando a las empresas de más de 500 empleados —o aquellas consideradas entidades de interés público— a incluir en su informe de gestión un estado de información no financiera. Este debe recoger aspectos relacionados con el medio ambiente, cuestiones sociales y relativas al personal, respeto de los derechos humanos, lucha contra la corrupción y el soborno, así como políticas relativas a la diversidad en los órganos de administración.

Eccles, Ioannou y Serafeim (Harvard Business School, 2014) compararon empresas con políticas sostenibles desarrolladas frente a otras que no las implementaban, concluyendo que las primeras no solo mostraban un mejor comportamiento en términos de gestión interna y relación con stakeholders, sino también una mayor rentabilidad a largo plazo. La evidencia científica y normativa se refuerza con las tendencias de mercado. Según el informe de PwC CEO Survey 2022, más del 70% de los directivos de grandes empresas consideran que las cuestiones sociales y medioambientales impactan directamente en la resiliencia de sus negocios. De igual modo, el estudio Global Sustainable Investment Review 2020 mostró que los activos bajo gestión que aplican criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) crecieron hasta alcanzar los 35 billones de dólares, lo que representa más del 35% del total de los activos gestionados profesionalmente en el mundo.

Nuestro ámbito de acción se centra especialmente en pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% del tejido empresarial español y que, sin embargo, no siempre cuentan con los recursos técnicos ni humanos para desarrollar políticas estructuradas de RSC. En inverso queremos ser su aliado estratégico: les ofrecemos el conocimiento jurídico, la capacidad de comunicación y la experiencia operativa necesaria para que puedan competir en igualdad de condiciones con grandes organizaciones, aprovechar las oportunidades que ofrece el marco normativo actual y mejorar su reputación y sostenibilidad sin perder agilidad ni cercanía.

 

Pero también trabajamos con grandes compañías e instituciones, desarrollando programas de mayor envergadura, evaluaciones de impacto y estrategias complejas de ESG con vocación transformadora. Nuestra metodología combina la cercanía de una consultoría local con los estándares más exigentes del ámbito internacional. Porque creemos que la RSC no es una moda pasajera ni un eslogan de marketing, sino una forma de entender la empresa como institución comprometida con el futuro del planeta y de las personas. Apostamos por relaciones estables, por diagnósticos serios, por planes rigurosos y por una convicción profunda: que hacer bien las cosas es la mejor forma de hacerlas rentables. Y que toda empresa, grande o pequeña, puede ser parte del cambio si se rodea de los aliados adecuados.

El equipo fundador de inverso está formado por tres perfiles complementarios que reflejan nuestro enfoque integral: Carmen Picazo, abogada con amplia trayectoria en asesoría jurídica, instituciones y empresas, experta en el marco legal que regula la RSC y los incentivos disponibles para su implementación; Marcos Tévar, periodista con una amplia experiencia en comunicación estratégica, con conocimiento de los lenguajes públicos, los códigos reputacionales y la construcción de relatos corporativos sólidos; y Aitor Sagarduy, periodista y consultor especializado en contenidos institucionales, con especial atención a los temas de sostenibilidad, educación y desarrollo social. Este equipo, compacto pero multidisciplinar, nos permite diseñar estrategias de RSC realistas, eficaces y comunicables, adaptadas al contexto legal y cultural de cada empresa.

 

Sabemos que muchas compañías perciben la RSC como una exigencia compleja o como un lenguaje que no siempre les resulta accesible. Nuestra labor es traducir ese lenguaje, hacerlo útil, convertirlo en estrategia. Acompañamos a las empresas desde el diagnóstico hasta la implementación de campañas que tienen impacto real: reducción de emisiones, códigos éticos internos, alianzas con asociaciones locales, formación de plantilla, certificaciones de igualdad, proyectos con impacto en el territorio. Y todo ello, además, bajo una visión de rentabilidad a medio y largo plazo, porque el retorno de la inversión en RSC es también financiero: mejora del clima laboral, acceso a ayudas públicas, diferenciación competitiva, fidelización de clientela, atracción de talento y fortalecimiento de marca

 

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